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Título
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Apocalipsis figurado de los Duques de Saboya
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Formato
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49 f. : perg. ; 410x265 mm
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Fecha
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1428-1490
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Descripción
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Por orden de Amadeo VIII de Saboya (1383-1451) y Carlos I de Saboya (1468-1489)
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Artistas: Jean Bapteur y Pèronet Lamy (fols. 1-25), Jean Colombe (fols. 26-49), Thonon (Alta Saboya), 1428-1435 (los 25 primeros folios) 1485-1490 (los 24 últimos folios)
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Lengua latina, letra gótica francesa a dos columnas, con textos en tintas negra (Apocalipsis) y roja (comentario de Berengaudus). Manuscrito en fino pergamino, iluminado por 187 miniaturas con pigmentos naturales y decoraciones en oro y plata
Encuadernación del siglo XVIII en tabla recubierta de cuero rojo ornamentado y con estampaciones doradas. En el centro de la rica decoración se aprecia la corona real sobre el escudo con la parrilla de san Lorenzo, símbolo característico del Monasterio y de la Real Biblioteca del Escorial
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El nombre del manuscrito obedece al contenido, un “Apocalipsis” totalmente iluminado o “figurado”, y al de sus dueños o mandatarios: Amadeo VIII, primer duque de Saboya, y su bisnieto, el también duque Carlos I de Saboya. Todas las páginas presentan una organización muy cuidada: un amplio recuadro que contiene la escena miniada, dos columnas de escritura en la parte inferior, con los textos resumidos del Apocalipsis en negro y del comentario de Berengaudus realizado en el siglo IX en rojo y, además, unas orlas decoradas que sirven de encuadramiento a la página. En los folios que contienen la narración del Apocalipsis, en medio de las orlas, aparece representada la figura de san Juan, mostrando actitudes y posturas muy diversas, de acuerdo con lo que acaece en cada escena. La decoración es muy rica en todo el códice y hacen de él uno de los más relevantes que podemos encontrar en el panorama de los manuscritos iluminados: consta de 2 miniaturas preliminares con la vida de san Juan, 91 correspondientes al ciclo apocalíptico, 4 finales con la vida de san Juan, 90 imágenes diferentes con la figura del apóstol Juan, 183 grandes capitulares decoradas y 97 orlas marginales profusamente decoradas.
La obra pasó de los Duques de Saboya a Margarita de Austria, después a María de Hungría y finalmente a Felipe II, quien la envió a El Escorial en 1566.